Cuando ves a Komi-san wa, Komyushou desu, te preparas para una clásica comedia romántica de secundaria: chica perfecta, chico normal, situaciones incómodas, y un inevitable final tierno. ¡Pero no! Komi-san tiene su propio giro: la chica más hermosa de la escuela... ¡no sabe hablar con nadie! Sí, la diosa inalcanzable de las miradas tímidas y las palabras nulas tiene un gran problema: su “habilidad social” está al nivel de un robot recién salido de fábrica.
Nuestro héroe Tadano-kun (el típico chico que pasa desapercibido) es quien descubre este lado oculto de Komi. A partir de ahí, su misión es ayudarla a conseguir 100 amigos. Sí, leíste bien, ¡cien amigos! Komi-san lo tiene difícil para entablar una conversación sin sudar como si estuviera en una maratón, pero su corazón es de oro (aunque no lo demuestre mucho... bueno, ¡nada en realidad!).
La comedia de la serie es ligera, con situaciones tan absurdas que a veces sientes que estás viendo un concurso de mímica. Sin embargo, el ritmo puede ser algo lento, especialmente si estás acostumbrado a animes más activos. Si te gustó Spy x Family, puede que te encuentres con un déjà vu de lo que sentiste con esa serie: un inicio entretenido, pero con momentos donde la trama parece dar vueltas en círculos.
El diseño de Komi-san es una delicia visual, ¡literalmente una obra digna de la Rule 34! Pero, si esperas fanservice a lo grande, este anime no te lo va a dar; aquí el atractivo es más sutil. La verdad, me costó tres intentos para terminar la primera temporada (y ni hablemos de la segunda, ni me acerqué). Aunque Komi-san tiene su encanto y momentos de risa, es un anime que te debe gustar desde el principio o se te hará eterno.
En resumen, si buscas una comedia romántica diferente, con toques de ternura, pero sin el clásico fanservice exagerado, dale una oportunidad a Komi-san. Eso sí, si no te atrapa de inmediato, ¡prepárate para una maratón de bostezos!
